La “Senda de los codos de Belesar” discurre por una antigua vía romana que une el monasterio de San Paio de Diomondi con San Pedro de Líncora, atravesando el bello pueblo de Belesar.
Esta hermosa senda que os mostraremos hoy, forma parte del Camino de Santiago de Invierno, Camino Sur Francés, y se dice que en sus orígenes unía dos castros situados a ambos lados del río Miño.
Senda de los codos de Belesar. Un poco de historia.
Este tramo forma parte de una vía secundaria de la vía romana que unía Astorga con Braga (Portugal): la Vía Nova, la calzada número XVIII, una de las más importantes de Galicia que fue construida entre los años 79 y 76 D.C.
Según unos documentos, la Senda de los codos de Belesar parte de Petín para atravesar villas y lugares como: Montefurado, Quiroga, Barxa de Lor, Monforte de Lemos, Moreda, Pacios, Castillón, A Portela… para, finalmente llegar al pueblo de Belesar.
El pueblo de Belesar, como veremos más adelante, está dividido en dos por las aguas del río Miño. La senda atraviesa el puente que une ambos lados de Belesar para ascender hasta Líncora.
Según otros estudios, esta calzada unía Lugo, Lucus Augusti el bosque sagrado de Augusto, con Monforte de Lemos, Dactonium la capital del pueblo céltico de los Lemavos.
Origen del nombre de la Senda de los codos de Belesar.
El nombre de “Los codos de Belesar” hace referencia a la forma serpenteante que dibuja el camino para poder salvar la pendiente de las laderas de las montañas en las que se encuentra el pueblo de Belesar.
En total suman unos 7000 metros de camino empedrado.
Vamos a recorrer con vosotros la ruta desde el Monasterio de Diomondi hasta el precioso pueblecito de Belesar.
Comenzamos nuestro camino hacia Belesar
Cogemos la PR–G 162 y comenzamos nuestro recorrido de unos 2500 metros, de dificultad media-baja, en la Iglesia románica de San Paio de Diomondi, situada en el ayuntamiento de O Saviñao.
El Monasterio de San Paio de Diomondi
En sus orígenes se encontraba bajo la advocación de Santo Estevo, allá por el año 954, para pasar a ser de San Paio (San Pelayo) a mediados del S. XII.
En la fachada podemos leer una inscripción con la fecha de 1170, que podría corresponder bien al inicio de las obras, bien a la fecha de su consagración.
Diversos estudiosos aseguran que en este monasterio podemos contemplar la huella de los discípulos del Maestro Mateo, escultor y arquitecto que trabajó en la Catedral de Santiago y cuya obra maestra es el conocido Pórtico de la Gloria.
Lo más destacado de esta Iglesia es la iconografía presente en los capiteles de la puerta principal, donde podemos contemplar: sagitarios (mitad hombres, mitad caballos con saetas), cuadrúpedos con cabeza humana, aves…
Adosado a la Iglesia, en el lado norte, encontramos el Palacio de Diomondi, datado en el S. XIII – XIV y restaurado en el año 2016, siéndole aplicado un encalado.
En la actualidad, este palacio funciona como albergue para los peregrinos que realizan el Camino de Invierno de Santiago de Compostela.
Seguimos nuestra ruta camino a Belesar. Comienza la senda de los codos.
A pocos metros de esta iglesia románica un cartel, al lado de una marquesina, nos indica el inicio de la senda.
El tramo hasta A Portela, una pequeña aldea con mucho encanto, es un camino asfaltado que, una vez superada la aldea deja paso a un firme de tierra con piedras enlosadas.
Estamos caminando por la vía que pisaron los romanos y nuestros antepasados hace miles de años.
Antiguamente este trayecto era utilizado, entre otros, por los tratantes de ganado. Estas piedras fueron pisadas por nuestro bisabuelo, quien, acompañado por su hijo, nuestro tío abuelo Pepe “o moreno de Sernande”, iba a comprar o vender ganado a Chantada.
Nos adentramos entre frondosos bosques de árboles centenarios que nos ofrecen sombra y cobijo en épocas de calor.
Tenemos por delante un precioso recorrido de unos 1500 metros en los que disfrutaremos de un hermoso y mágico paisaje en el que no faltan árboles autóctonos.
Al principio nos encontraremos con castaños que nos brindarán su fruto a primeros de noviembre.
Más adelante, nos adentraremos en un bosque de grandes robles que, junto a las rocas con musgo nos evocarán paisajes de druidas.
Seguimos avanzando y nos encontramos con una zona con un desnivel más pronunciado, ya que en menos de un kilómetro salvamos una altura de unos 300 metros. En este tramo nos encontramos con zonas de viñedos, algunos de ellos abandonados.
Entre los árboles podremos contemplar las preciosas vistas de la zona de viñedos de la otra ribera del río Miño.
Realizamos un brusco giro hacia la izquierda y por una pronunciada pendiente nos vamos aproximando al pueblo de Belesar y a su embarcadero.
En este tramo final de llegada a Belesar podemos encontrarnos con los cerezos en flor en el mes de abril. Estos preciosos árboles de procedencia japonesas con más de 40 años que se cuentan por centenares a ambos lados del río Miño producen gran cantidad de cerezas, lo que da lugar a que todos los años se celebre la Fiesta de la Cereza en Chantada a mediados del mes de mayo.
El pueblo de Belesar
Belesar es una pequeña aldea con casas construidas con mampostería de granito, tejados de pizarra y estrechas callejuelas que nos muestran la imagen de una pequeña población anclada en el centro del corazón de la Ribeira Sacra lucense.
Belesar es en la actualidad una tranquila aldea, dividida en dos por el cauce del río Miño. Una de las partes pertenece al ayuntamiento de O Saviñao y la otra al de Chantada.
La paz y tranquilidad que se percibe en esta aldea surge del lento discurrir del Miño a su paso.
Desde el embarcadero podremos contemplar los viñedos con sus colores otoñales reflejados en las aguas del río y veremos pasar a dos preciosos cisnes que habitan sus aguas.
En la actualidad los viajeros que desean realizar una ruta en catamarán por el río Miño frecuentan este bello pueblo. Esta ruta fluvial transcurre desde Belesar hasta la isla de Sernande, resto visible del pueblo homónimo anegado por las aguas del río Miño al crearse el embalse de Peares.
Además, es parada obligatoria para aquellos peregrinos que realizan el Camino de Santiago de Invierno o para aquellos que desean bañar su mirada en sus tranquilas aguas contemplando el reflejo de los viñedos y las pequeñas bodegas de refugio que se asoman a sus riberas.
Cómo se comunicaban las dos riberas de Belesar
Según se comenta existió un puente romano en estas aguas. El único que unía las dos riberas desde la localidad de Portomarín hasta Ourense. Este puente formaba parte de la vía de comunicación que unía Monforte de Lemos con Chantada. Desgraciadamente, dicho puente fue destruido por una crecida del río.
En el año 1830, la empresa eléctrica Fenosa construyó un nuevo puente sobre los pilares del la época medieval. Y cuando el nivel del agua lo permite en las épocas más secas, todavía podemos contemplar parte del antiguo puente.
El otro medio de comunicación existente entre ambas riberas del río Miño fue el de las barcas de paso, grandes embarcaciones que unían las dos orillas.
El Trail Desafío Vía Romana discurre por esta senda y es considerado como un Trail heroico, en honor a los desniveles que deben superar sus participantes.
La Vía Romana continúa sumando un total de 7 Km de senda que forma parte del Camino de Santiago y que algún día completaremos y compartiremos con vosotros 😉
Hasta entonces… vamos a disfrutar de las vistas y el lento discurrir del tiempo en el precioso pueblo de Belesar.
2 comentarios en “Hoy recorremos la senda de los codos de Belesar”
Este camino lo hice en junio, es muy bonito, la llegada a Belesar con el Miño es espectacular, la cervecita en el embarcadero genial, nos faltó tiempo para hacer la ruta en barco… Pero como pienso volver a este maravilloso lugar ya lo haré. Totalmente recomendable.
Gracias por tu aportación.
La ruta de los Codos de Belesar es ciertamente muy bella y tiene alguno de nuestros rincones favoritos de la Ribeira Sacra.
La próxima vez que os acerquéis por la zona, tratad de reservar alguna de las rutas fluviales en barco por el Miño, el recorrido es muy bonito y relajante.
También os recomendamos que realicéis las dos carreteras que suben hacia Chantada, las vistas de los viñedos son impresionantes, en especial en otoño.